Mis visitas

domingo, 25 de agosto de 2019

En oncología

El siguiente paso fue la visita con mi oncóloga. He tenido la suerte de encontrar una oncóloga que me gusta no sólo profesionalmente sino también en su trato personal. En un principio me asignaron otro oncólogo, pero dio la casualidad de que no estaba y le sustituía mi oncóloga. Después de la primera visita decidí seguir con ella. Creo que es importante que un médico sepa comunicarse bien con sus pacientes y hacerles entender su enfermedad y tratamiento. Y mi oncóloga se tomó la molestia de explicarme todo con mucha paciencia. Y no creáis que lo hizo en deferencia a mí por ser médico. Lo hace con todos sus pacientes.

Antes de nada, sólo quiero recordar que esta es mi experiencia personal. Como ya sabéis, no todos los cánceres de mama son iguales, y cada mujer tendrá una experiencia diferente. Mi tratamiento no tiene porque ser igual al de otra mujer y mis efectos secundarios pueden ser distintos. Pero habrá puntos en común que compartimos muchas mujeres con esta enfermedad.

El proceso que me presentaron seguiría estos pasos: Lo primero sería la quimioterapia, que se prolongaría durante unos 6 meses. En otros casos lo primero que se realiza es la cirugía, pero  conmigo y debido a las características de mi tumor, decidieron empezar por el tratamiento. 
Después de un periodo de descanso para dejar recuperar al organismo, me operarían. Decidirían sobre la marcha si se realizaría una mastectomía o tumorectomia, o dicho más simplemente si me quitarían un trozo de pecho o todo. 
Tras esto, dejarían otro periodo de descanso y se procedería a la radioterapia, un tratamiento más localizado, pero de eso ya hablaremos más adelante. 
Una vez terminado todo, me avisaron que tendría que seguir un tratamiento, en este caso tomar un fármaco, el tamoxifeno, durante un periodo mínimo de 5 años.

Teníamos ante nosotros un proceso que iba a ser largo, en total unos 10 meses desde que se empieza y que aún así, al finalizar no iba a olvidarse y ya está sino que un fármaco nos recordaría durante largo tiempo por todo lo que habíamos pasado. En ese momento daba vértigo pensar en ello, es como si se hiciera un paréntesis en tu vida, porque todo cambia y durante varios meses iba a estar yendo al hospital para recibir mi tratamiento, hacerme pruebas e ir a las consultas de enfermería u oncología. El hospital se convertía así, casi, en tu segunda casa. 
Pero hay que hacerlo, es parte de la lucha contra la enfermedad.


Mi quimioterapia consta de dos partes:
- Primera parte: tratamiento con antraciclinas. Una sesión cada 21 días. Cuatro sesiones en total.
- Segunda parte: tratamiento con taxoles. Una sesión semanal durante 12 semanas.

En la consulta te explican también los principales efectos secundarios. Todos tenemos en mente qué les ocurre a las personas que reciben quimioterapia, pero aquí también nos equivocamos, porque cada tratamiento es distinto y los efectos secundarios también. No podía creérmelo, pero en mi caso parecía que se iban a cumplir todas las expectativas!. Con esta quimioterapia el pelo se caería, tendría náuseas, vómitos, y las defensas bajarían hasta niveles en los que un resfriado es algo a temer. Y sobre todo aparecería el cansancio. 
No parecía un panorama muy halagüeño. Aunque como se dice, cada persona es un mundo y me avisaron claramente que la intensidad de estos síntomas puede variar mucho de un caso a otro.

Resumiendo, esa mañana mi marido que me acompañaba y yo salimos de la consulta con un plan a largo plazo, que se antojaba difícil y agotador tanto física como mentalmente. Y en la mano un papel que marcaba la fecha para mi primera sesión de quimioterapia. Marcado en rojo quedaba el día 2 de abril.

Antes de ese día aún quedaba algo más.  Nos citaron para ponerme un marcador intramamario (clip). Es como una varita de titanio, de entre 2 y 4 mm, que se introduce en el tumor. Mediante ecografía se localiza la lesión y liberan el marcador dentro del tumor. Es una técnica rápida y poco molesta. ¿Por qué me lo pusieron? Pues para que si durante el tratamiento se producía una respuesta muy buena y desapareciera el tumor, poder localizar sin problemas durante la cirugía la zona en la que se encontraba. Es en ese momento, cuando te lo quitan.

Como decía, el hospital iba a ser nuestra segunda casa. Y yo que prefería un apartamento!!!

"Cuando tengas momentos difíciles, recuerda.... los diamantes se forman bajo presión."


No hay comentarios: