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martes, 3 de diciembre de 2019

Segundo tipo de quimioterapia: taxoles

Después de la primera tanda de quimioterapia con antraciclinas, empecé con los taxoles, que es el otro tipo de quimio que me tenían que dar. En concreto, el fármaco utilizado era el paclitaxel.

Los taxoles se ponen una vez a la semana, no como las antraciclinas que se suelen poner cada 3 semanas. Así que me esperaban 12 semanas de tratamiento con paclitaxel.
La sesión dura unas dos horas, ya que primero pasan la pre-medicación, que son tres goteros distintos, con sus respectivos  sueros de lavado. Los fármacos que se utilizan son dexametasona (un corticoide), ranitidina y polaramine (un antihistaminico).
Un efecto del polaramine es que da sueño, así que me pasaba la mitad del proceso dormitando. Imposible leer, porque me quedaba "frita" en poco tiempo.


Esta quimioterapia se tolera mejor y no suele producir bajadas de defensas importante, aunque también tiene sus efectos secundarios.
Uno de los efectos adversos que puede dar son las reacciones alérgicas. De hecho, en la primera sesión la enfermera se quedó a mi lado durante los 10 minutos iniciales mientras me administraban el paclitaxel. Esto lo hacen porque en el caso de que se produzca una reacción alérgica, suele ocurrir durante este período. Te explican que si notas cualquier síntoma extraño (picor, calor, escalofríos, dificultad para respirar, etc) debes avisar inmediatamente.
Durante las primeras 5 semanas, la enfermera se sentó junto a mi al principio, preparada para poner medicación en el caso de que tuviera una reacción alérgica. Si no se produce ninguna reacción en estas sesiones, es poco probable que ocurra en las siguientes y ya no es necesaria una vigilancia tan estrecha. Pero siempre hay que estar atentas por si aparece una reacción alérgica.

Otros efectos de los taxoles son:
- Caída del cabello. Continué sin pelo durante todas las semanas del tratamiento.
- Neurotoxicidad. Es una toxicidad que afecta a los nervios, produciendo hormigueos y entumecimiento de manos y pies. Yo empecé a notar los dedos de los pies como "dormidos" a partir de la octava sesión. Aún a día de hoy, dos meses y medio después de recibir la última sesión, continua el entumecimiento de los dedos del pie izquierdo. Se supone que con el tiempo estos síntomas desaparecen, aunque en algunas personas pueden persistir por muchos años.
- Astenia o cansancio. Durante las semanas que duró el tratamiento me sentí muy cansada. Es un cansancio distinto al habitual, no se bien como explicarlo. Yo decía, en broma, que era como si un vampiro me hubiera absorbido toda la energía.
- Elevación de las enzimas hepáticas. En mi caso sólo se elevaron en una ocasión y en el siguiente análisis ya estaban en sus valores normales. Afortunadamente no fue necesario suspender el tratamiento.
- Presión arterial baja. Algunos días, cuando salía de la sesión, parecía que había visto a un fantasma. Estaba blanca, débil, incluso a veces tenía temblores. Pero poco a poco iba recuperándome.
- Anemia y disminución de las defensas. Tuve anemia y leucopenia, pero no a niveles tan bajos como para suspender el tratamiento.

Existen otros efectos negativos secundarios al uso de los taxoles, pero gracias a Dios yo no los experimenté. Los mas comunes son:
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- Llagas en la boca.
- Alteración de las uñas, que se suelen oscurecer.
- Dolores articulares y musculares.


Algunos consejos mientras estamos en tratamiento con taxoles:
- Hay que protegerse del sol, ya que produce fotosensibilidad. Se debe usar protección solar siempre, evitar la exposición prolongada al sol y usar gafas de sol.
- Beber abundante agua.
- Descansar mucho.
- Llevar una alimentación adecuada, rica en frutas y verduras.
- Usar un cepillo de dientes suave.
- Lavarse las manos con frecuencia y evitar a las personas enfermas.

Y, de sesión en sesión, fueron pasando las 12 semanas. Han sido 3 meses extraños, un verano "robado", huyendo del sol y visitando el hospital todos los jueves. Pero es algo que había que hacer, es parte del proceso de la lucha contra el cáncer.
Ha sido duro, pero he tenido el apoyo de mi familia y amigos. Además con mis peques todo el día en casa, de vacaciones, no he tenido mucho tiempo para pensar en mí. Y gracias a Dios, pude acabar el tratamiento sin ningún retraso.

"La mejor forma de tener paciencia es estar haciendo otra cosa mientras tanto."









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