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lunes, 14 de octubre de 2019

Mis pobres venas y el PICC

Hoy os voy a hablar de una parte del cuerpo que también sufre los efectos de la quimioterapia: las venas.
La adriamicina (el gotero rojo) puede afectar a las venas "quemándolas". Es una sustancia vesicante, que produce un gran daño en los tejidos, pudiendo afectar de manera importante a las venas por las que es administrada.

Un dato que no había mencionado antes es que el brazo del lado del tumor no se puede utilizar ni para los análisis ni para los tratamientos. Así, en mi caso, todos los goteros y todos los análisis se hacen en el brazo izquierdo (mi tumor está en la mama derecha).

Desde que empezó el proceso, me han hecho 4 pruebas de imagen con contraste intravenoso, un mínimo de 21 análisis de sangre y me han puesto 16 goteros con quimio. Realmente en cada sesión te ponen más de un gotero, pero como se utiliza una sola vía, solo recibes un pinchazo por sesión. Por eso digo que me han puesto 16 goteros, aunque en realidad serían muchos más.

Creo que os podéis hacer una idea de lo que "sufren" las venas del único brazo que pueden utilizar. 
En mi caso, al principio todo iba bien. El personal de enfermería no tenía problemas para encontrarme venas aptas para las pruebas, análisis o para recibir el tratamiento. Pero conforme pasaban los días, se iba haciendo más difícil encontrar "buenas venas".

Recuerdo que el día que acudí a urgencias por la fiebre neutropénica, no quería ir al hospital. No quería ir porque sabía que me tendrían que pinchar para hacerme análisis, y tenía las venas tan mal, que un acto tan rutinario como sacar sangre se convertía en un autentico suplicio. De hecho, en urgencias me pincharon 4 veces hasta que por fin lograron encontrar una vena decente.

Dada la situación, durante el ingreso me pusieron un PICC (Catéter Central de Inserción Periférica). Básicamente es un catéter (tubo flexible, fino y hueco) que se inserta en la parte superior del brazo, por encima de la flexura del codo y termina en la vena cava superior. 
El proceso de inserción no es doloroso (te ponen anestesia local) y es relativamente rápido, aunque dura unos cuantos minutos.

En esta imagen podéis ver exactamente qué es un PICC.
A partir de ese momento, ya no sería necesario volver a pincharme para sacarme sangre o para administrarme la quimioterapia, ya que todo se hace a través del PICC.

Esto supuso un gran alivio para mis venas. Imaginad que ni siquiera podía ponerme el reloj en la muñeca porque me dolía todo el recorrido de las venas del brazo. Pero ahora podrían descansar y recuperarse.


Recomendaciones para los pacientes portadores de un PICC:


1. Observar diariamente el punto de inserción. Está cubierto por un pósito transparente para poder verlo. En la imagen podéis ver mi PICC, dos días después de recibir el alta del ingreso.
2. Mantener la zona limpia. No se debe tocar el catéter. Si se manipula hay que lavarse muy bien las manos.
3. Mantener el PICC seco. Al ducharse hay que cubrir el PICC con film transparente de cocina o con manguitos diseñados para ello. No se recomienda sumergir el PICC en el agua, ni en el mar ni en la piscina, ya que se consideran aguas potencialmente contaminadas.
4. Evitar dañar el PICC. Hay que tener cuidado al utilizar objetos cortantes que puedan dañar el PICC, como cuchillos o tijeras. Hay que llevarlo cubierto con una malla para evitar que se enganche.
5. Utilizar el brazo. Es importante no dejar de utilizar el brazo, aunque sea un poco molesto. La falta de movimiento puede provocar una trombosis.
6. Evitar actividades que exigen movimientos excesivos del brazo (tenis, pádel, etc). No se deben levantar pesos de más de 4 kilos.
7. Acudir 1 vez a la semana al hospital o centro de salud para hacer la cura del PICC. Cada semana hay que cambiar el apósito, limpiar zona de inserción y zona externa del catéter. Se infunde suero fisiológico y se sella con heparina y presión positiva.

Mi experiencia personal con el PICC fue una relación de amor-odio.
Por un lado me permitió descansar de los pinchazos y hacer mucho más cómodo todo el proceso. Pero llevé el PICC unos 4 meses, y en cierta forma, mi vida se vió limitada.
Lo que más me molestaba era el no poder coger pesos, ya que mi hijo pequeño tiene 2 años. Y claro, aún necesita mucho a su mamá, no sólo para llevarlo en brazos, sino para subirle al cambiador y limpiarle el culete, para meterlo y sacarlo de la bañera, para subirle a los columpios, etc. Aunque siempre cargaba todo en el otro brazo, el límite de los 4 kilos fue algo difícil de acatar y en ese punto no fui muy buena paciente.
Tampoco pude ir a la piscina ni bañarme en el mar en todo el verano. Y el acto de ducharme por las mañanas se hacía algo más engorroso porque tenía que estar pendiente de ponerme el manguito, quitarlo con cuidado y dejarlo secando al sol.
En fin, que aunque es relativamente cómodo, después de 4 meses sólo deseaba quitármelo de una vez por todas.

PICC a la moda. Como ya he explicado antes, el PICC debe llevarse cubierto. En el hospital te dan una malla blanca para cubrirlo, pero puedes comprar manguitos de tela especiales, o, si eres mañosa, confeccionarte un manguito tú misma, incluso con calcetines viejos.
Aunque me encantan las manualidades, no tenía ganas de ponerme a fabricar un manguito, así que decidí comprármelo por internet. Puedes encontrar manguitos en muchas tiendas. En España la mayoría que he visto son negros. Pero me apetecía llevar también algo más alegre, así que en Etsy.com encontré unos "PICC covers" muy bonitos.

Aquí os dejo el enlace a algunos de los sitios en los que podéis encontrar PICC covers. Por supuesto, también hay en Amazon y en tiendas físicas:
https://www.etsy.com/market/picc_line_cover
https://www.tienda.sorevan.com/producto/m65-limbo-picc-para-codo-adulto-m/
https://www.tienda.sorevan.com/producto/picc-perfect-2-0-protector-cateter/









miércoles, 2 de octubre de 2019

Bajada de defensas e ingreso

Los días fueron pasando y llegó el día de mi segunda sesión con antraciclinas, que fue el día 25 de abril. Lo normal es que sea cada 21 días, pero a veces no es posible cuadrar bien las fechas y en esta ocasión fue a los 23 días de la primera. 
Los análisis previos al tratamiento estaban perfectos, sin anemia y con los leucocitos (coloquialmente conocidos como defensas) en niveles normales.
Yo estaba muy contenta porque no me encontraba excesivamente mal y los análisis me salían bien.

El 16 de mayo recibí la tercera sesión con antraciclinas. Hacía ya unas dos semanas que se me había caído el pelo, así que usaba los pañuelos.
Debo reconocer que fuí a mi sesión con un poco de miedo, ya que estaba con un catarro desde hacía unos días. En principio no era nada grave, lo típico, estornudos y mocos. Pero sin fiebre.

Cuando estás con quimio, la fiebre es un síntoma que debemos controlar. Te lo dejan bien claro. Si presentas fiebre de 38ºC o más, hay que ir a Urgencias. Y, ¿por qué? Porque uno de los efectos secundarios de la quimioterapia es la neutropenia. Es decir, la bajada de las defensas del cuerpo (los leucocitos o glóbulos blancos), en especial de un tipo de leucocitos llamados neutrófilos.
Nuestros glóbulos blancos son los que nos defienden de las infecciones. Pero si están muy bajos no pueden realizar su función, y cualquier infección, que en una persona normal no daría ningún problema, se puede convertir en un riesgo para la vida en alguien en tratamiento quimioterápico.
La fiebre en un contexto de bajada importante de los neutrófilos se llama fiebre neutropénica.
Podríamos decir que la quimioterapia "mata" a nuestros leucocitos, dejando un sistema inmune debilitado.


¿Os acordáis de la maravillosa serie de dibujos "Erase una vez el cuerpo humano"? Ahí podemos "ver" a los neutrófilos. Eran los policías que vigilaban que todo estuviera en orden y se comían a los microbios con malas intenciones que entraban en el cuerpo.

Esta serie de dibujos me encanta y es muy didáctica. Yo la tengo en DVD y estoy deseando ponérsela a mis hijos.



El día de mi tercera sesión los análisis no me salieron muy bien, ya que tenía las defensas bajas. Pero, sin llegar a niveles que contraindicaran recibir el tratamiento. Y como no tenía fiebre y mi estado general era bueno, pasé al box a recibir mis goteros. No obstante, como precaución me solicitaron un análisis de control a los 9 días.

Los días posteriores al tratamiento fueron algo duros, con el malestar típico de la quimio al que se añadía el catarro, que no terminaba de mejorar nunca. Me encontraba muy cansada, no tenía ganas de nada, solo de estar sentada en el sofá. Tenía unas décimas de fiebre, pero siempre por debajo de 38ºC.
Los análisis de control me salieron bien y las defensas habían subido, así que me tranquilicé. Pero el catarro no se curaba y 4 días después de los análisis empecé con fiebre de 38ºC. Así que acudí a urgencias, donde confirmaron que tenía fiebre neutropénica. Me ingresaron en una habitación individual y me pusieron antibióticos intravenosos. Había que ayudar al cuerpo a luchar contra la infección.

Estuve 5 días ingresada. La evolución fue favorable, aunque tuvieron que pincharme filgrastim , que es un fármaco que estimula a la médula ósea para producir glóbulos blancos. Uno de los efectos secundarios que puede dar es dolor óseo, ya que la médula ósea (como su nombre indica) se encuentra en los huesos. Pero, gracias a Dios, yo no tuve ningún efecto secundario.
Una vez que la fiebre me bajó y las defensas me subieron a niveles aceptables, me dieron el alta, aunque tuve que seguir tomando antibiótico varios días.

Este ingreso me volvió un poco "paranoica" con las infecciones, aunque poco a poco me fui relajando y volviendo a la normalidad.
No hay que obsesionarse con la posibilidad de coger una infección, pero si que es recomendable seguir unos consejos para evitarlas:

- Lavarse las manos. Es muy importante que nos lavemos las manos con frecuencia, incluso las personas que viven con nosotras deberían extremar la higiene de manos. Si no disponemos de agua y jabón se puede utilizar un desinfectante de manos con base de alcohol.
- Mantener una buena higiene bucal. No nos olvidemos de lavar nuestros dientes después de cada comida.
- Evitar a las personas con alguna enfermedad infecciosa (gripe, catarro, anginas, etc).
- Evitar el contacto con personas (niños y adultos) que hayan recibido vacunas con virus vivos (sarampión, rubeola, gripe, etc)
- Cuidar la piel y evitar heridas. Una herida en la piel, al cortarse las cutículas, una quemadura, etc. se pueden convertir en una puerta de entrada a una infección.

Hay situaciones que para mí se hacen más difíciles de manejar, ya que tengo dos "monstruitos" en casa que complican un poco la situación. Ya sabéis que los niños pequeños en etapa escolar se acatarran con frecuencia. De hecho, desde que mis hijos empezaron en el colé/guardería, me contagiaron infecciones varias como anginas (hacía más de 20 años que no tenía anginas!), conjuntivitis, catarros, etc.
Ellos no tienen cuidado a la hora de estornudar, te tocan con las manos sucias, te besan aunque estén enfermos, etc. Y claro, yo no iba a dejar de besarlos y abrazarlos, porque se me haría insoportable. Así que intenté extremar la higiene con ellos,  aún sabiendo que era complicado. Debemos hacer todo lo que esté de nuestra parte para evitar las infecciones.

Aquí os dejo un enlace para un libro con consejos y recetas para distintas situaciones que pueden aparecer cuando estás en tratamiento con quimioterapia:
https://www.aeasarcomas.org/media/files/recetasPfizerII.pdf


"Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda." Bob Marley